El loco del pelo rojo. La película sobre Van Gogh.
No la he visto, pero hay una escena a la que recurro cientos de veces.
Kirk Douglas, Anthony Quinn, una discusión y una frase sobre la que reflexionar.
Probablemente la conversación entre Gauguin y Vincent nunca tuvo lugar con las mismas palabras, pero qué más da.
En menos de un minuto, Van Gogh da un magnífico discurso sobre lo que la pintura debería ser.
Espíritu.
Sin control.
Emoción.
Sentimiento.
La tensión crece, Paul grita furioso,
Pintas demasiado rápido
A lo que Vincent responde con una frase que lleva años haciendo mella dentro de mi,
Miras demasiado rápido
Supongo que tiene razón. Lo hacemos.
Demasiado rápido, todo demasiado rápido.
Hasta con mis propios cuadros.
Suelo hacer fotos del proceso de mis pinturas. También rompo una gran parte de mi trabajo.
A veces miro las fotos que he hecho de un cuadro momentos antes de haberlo destruido y me gusta lo que veo.
¿Por qué lo rompí?
Me siento estúpido.
Lleva tiempo comprender las cosas complejas.
Lo superficial no requiere esfuerzo alguno. Lo profundo es exigente.
Demasiado rápido, siempre demasiado rápido.
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